Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

Evolución
El conocimiento es bueno sólo si se comparte. Nada es imposible para una mente dispuesta. Espero que este blog ayude a aquellos que están buscando conocimientos, al igual que yo.
Libro de quejas:
A) Las imágenes y/o enlaces contenidos en este tallerblog tienen solamente una intencionalidad didáctica y una funcionalidad educativa.
B) No mantiene ningún tipo de relación con las personas o instituciones mencionadas en las notas.
Lo mismo sucede con todos los posibles enlaces invisibles adheridas por parte de terceros a las notas publicadas. Los cuales ya no son voluntad del administrador del taller blog. Ergo, el administrador no responde ni se responsabiliza sobre las actividades de los mismos.
C) El administrador y moderador de este Tallerblog hace todo lo posible por remover cualquier material cuestionable, pero todos los comentarios publicados en las entradas, o traídos de la página homónima de facebook, expresan las opiniones de sus autores y no la del administrador, moderador o blogspot por lo cual no se les considerará responsables excepto por los mensajes publicados por ellos mismos.

lunes, 17 de julio de 2017

Entre la derecha del Padre y la izquierda del Hijo (I Parte)

ENSAYO:  Teología Siniestra: salario, favor o deuda.
(Pensamiento religioso y marxismo)
Por Prof. Oscar Sala Martina

“Uno es el sol, uno el mundo,
sola y única es la luna;
ansí, han de saber que Dios
no crió cantidá ninguna.

El ser de todos los seres
sólo formó la unidá;
lo demás lo ha criado el hombre
después que aprendió a contar”

(José Hernández)

Introducción
Si bien el título sugiere que el texto tratará de cuestiones de “Teología”, no es la intensión de que sea exclusivamente desde ahí. Por eso para darle sentido se le acompaño con “Siniestra”, no en el sentido de perversa, infernal o abominable, sino en el sentido de “izquierda”, la cara opuesta a “diestra”. El propósito de este trabajo es poder revelar qué hay implícitamente de religioso en el marxismo y viceversa.

Se focalizará en la temática del plusvalor, qué repercusión tiene en la relación entre el patrón y el proletario, por que como veremos puede ser de salario, favor o deuda. La perspectiva de estudio adoptada es trabajar algunos textos de Marx en tensión con textos del magisterio de la Iglesia y con versículos bíblicos.

Algunas informaciones biográficas
Se debe tener en cuenta que Karl Marx nace en el seno de una familia judía, tanto su padre como su madre provenían de linajes rabínicos; el abuelo y un tío habían sido rabinos en Tréveris. Por conveniencia económi- ca y una laxa convicción religiosa del padre, éste que era abogado, se convierte al luteranismo ya que de esta forma él podría ocupar cargos públicos que están vedados a los judíos en el estado prusiano y más precisamente en la Renania anexada a aquel.

Consiguientemente el niño Karl, con tan solo seis años, vivió la experiencia de que la religión (o cualquier religión) era un lucrativo archivo social, fruto de los acontecimientos socio-económicos, que oprime, persigue y destruye, por eso “siempre que Marx haya de situar a la religión, la tiene ya catalogada entre sus enemigos”(1).

De todas formas se podría leer entre líneas, la existencia de un fenómeno religioso en el autor, posibilitando una aproximación más conciliador que opositor y así lo han visto pensadores como Maritain(2) y Berdiaeff(3) en la página 162 de su libro L´Esprit de Dostoïewski:

“...Vendría a ser como la forma secular del antiguo milenarismo hebreo o de la esperanza israelítica en un milagroso reino terrestre realizado en una felicidad terrestre. No es pura casualidad que Karl Marx sea judío...”
 
Además de liberarse de fuerzas materiales, económicas o sociales hay también una liberación “espiritual” que el hombre busca y es cuando él acabe con las “alienaciones” y viva reconciliado con sus semejantes, “formando así un solo hombre perfecto”, acabado y total; ¿no es la misma idea secularizada del “cuerpo místico”, descriptos por Pablo de Tarso o en el significado de la palabra griega “ecclesia” que equivale a “asamblea”?

A priori, resultaría conveniente comenzar a tratar el tema: el trabajo. Para descubrir cuál es la plataforma de la cual parten ambos pensamientos y lo que se desarrollará a posteriori es la Plusvalía.

El trabajo
El trabajo, en si, implica una relación de los hombres con la naturaleza, esta afirmación se puede corroborar en el libro del Génesis capítulo 3 versículo 17 que dice: “... con fatiga sacarás de ella [la tierra] tu alimento por todos los días de tu vida”, esta acción de relacionarse, el hombre con la tierra, implica esfuerzo físico que nos harán sudar o como dijera Martín Fierro:

“El trabajar es la ley,
porque es preciso alquirir;
no se espongan a sufrir
una triste situación:
sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.

Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan;
pues la miseria en su afán
de perseguir de mil modos,
llama en la puerta de todos
y entra en la del haragán”. (4)

Pero también implica un esfuerzo mental que tendrá como fin “dominar” la naturaleza a través de la ciencia, la técnica, la economía y como conse- cuencia la extirpación de la miseria y la ignorancia al haber sometido a la naturaleza y Marx lo devela de este modo:

“Así como el salvaje tiene que luchar con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, para encontrar el sustento de su vida y reproducirla, el hombre civilizado tiene que hacer lo mismo, bajo todas las formas sociales y bajo todos los posibles sistemas de producción...” . (5)

El pensamiento propio de Marx es que el hombre se hace por el trabajo, es el “objetivo” de su propio trabajo; el Papa Juan Pablo II nos dice que “el trabajo significa todo tipo de acción realizada por el hombre” o como Pablo de Tarso en la segunda carta a los Tesalonicenses en el capítulo 3, versículos 10 al 12 que dice: “...si alguien no quiere trabajar, que no coma... trabajen tranquilos para ganarse la vida...” En el cual este esfuerzo a algunos les trae la riqueza a otros los hace proletarios, pero, esta doble rela- ción trae descontento lo cual aliena a los individuos. Esta dimensión subjetiva nace con el mismo hombre desde que fue formado “con polvo de la tierra” (Gn 2, 7) ya que como forma de apropiación se apodera de toda la creación “poniéndole nombre a todas las cosas” (Gn 2, 20) en un claro acto de “posesión”, previo a conocer aquello que iba a dominar; pero también se da una relación intersubjetiva con los demás sujetos (Cfr. Antoncich, A; trabajo y libertad, Latinoamericana Libros s.r.l, Bs. As, 1988, pág. 84) hasta inclusive incluye a la mujer como parte de sus dominaciones. Está claro que el más fuerte, física y mentalmente, domina al otro, naciendo así “el más grande proletario del mundo”: la mujer (la cual no ha podido liberarse por que, como señala Enrique Dussel(6), como sociedad “heredamos una praxis que nos constituye relativa y originalmente”).

Juan Pablo II en encíclica Laborem Exercens Nº 6 habla de dos dimensiones, una objetiva y otra subjetiva del trabajo:

“Así, ese “dominio” del que habla el texto bíblico que estamos analizando, se refiere no sólo a la dimensión objetiva del trabajo, sino que nos introduce contemporáneamente en la comprensión de su dimensión subjetiva. El trabajo entendido como proceso mediante el cual el hombre y el género humano someten la tierra, corresponde a este concepto fundamental de la Biblia sólo cuando al mismo tiempo, en todo este proceso, el hombre se manifiesta y confirma como el que “domina”. Ese dominio se refiere en cierto sentido a la dimensión subjetiva más que a la objetiva: esta dimensión condiciona la misma esencia ética del trabajo. En efecto, no hay duda de que el trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa y directamente el hecho de que quien lo lleva a cabo es una persona, un sujeto conciente y libre, es decir, un sujeto que decide de sí mismo” .(7)

O como dijera nuestro gaucho:
“Los que no saben guardar

son pobres aunque trabajen;
nunca, por más que se atajen,
se librarán del cimbrón:
al que nace barrigón
es al ñudo que lo fajen”. (8)

El hombre como sujeto de acción, no sólo debe “dominar” a la naturaleza a través de su inteligencia y voluntad, sino que, no debe quedar atrapado en aquello que él mismo trama. Está bien que el hombre “sea sujeto” de trabajo, pero no está bien que el hombre “este sujeto” al trabajo, por que esa autoalienación es la que más cuesta hacerla conciente y es la que se termina transmitiendo a las nuevas generaciones, siendo ya heredadas por nosotros y es de lo que habla Marx cuando se refiere a “las viejas formas de reproducción social”. Esta falta de reflexión teórica de la praxis, a nivel conciente por parte del sujeto, lo hace no sentir culpa alguna y es así como se pierde la solidaridad entre los individuos y en una esfera aún mayor entre los pueblos; entonces apropiándonos de las palabras de Habermas decimos que “la conciencia misma se torna falsa al reflejar –incluso correctamente- una realidad falsa”. (Cfr. Habermas, J; Teoría y praxis, Ed. Tecnos S.A, Madrid, 2000, pág. 411).

La Plusvalía
Es así como en la segunda mitad del Siglo XIX, en el año 1867, un 24 de agosto, desde Londres Karl Marx, le escribe a su amigo Friedrich Engels adelantándole unas líneas de El Capital , demostrando la explota- ción que sufren los obreros en el régimen de la gran industria. El tema en cuestión es el plusvalor que se le agrega a la producción del proletario. En realidad, se trata de una práctica común no especificada conceptualmente hasta ese momento. Ejemplo de ello, es la siguiente cita:

“La porción de la jornada de trabajo que pasa los límites del trabajo necesario no implica ningún valor para el obrero y es lo que constituye la plusvalía...” (Op. Cit… Marx, K., El Capital, Ed. Gradifco, Bs. As, 2006, Pág. 67)

Como podemos observar, el capitalista, se apodera del valor que le agrega al trabajo proletario, acumulando a través de esta apropiación, riquezas en sus manos. El trabajador pacta un salario con el capitalista. Este pacto debería respetar, primero, la satisfacción de sus necesidades personales y familiares, y en segundo lugar, de acuerdo con la capacidad y/o conocimiento profesional del sujeto. El trabajador, al no poder disponer de mercancías, ofrece su tiempo como ‘trabajador libre’:

“... es menester que el poseedor de dicha fuerza carezca de medios de producción, materias primas, instrumentos de trabajo, etc, que le permita satisfacer sus necesidades. Al no tener otra cosa que vender ni otro medio para vivir, está obligado a vender su única mercancía: su fuerza de trabajo.” (10)

El punto de vista de Karl Marx desarrolla la vertiente de izquierda de hegelianismo, donde su concepción materialista de la historia intenta de- mostrar la base material del devenir histórico en lugar del espíritu.
Pero he aquí que: lo que se va a dominar es distinto del que va a dominar, y en esta relación dialéctica entre dominado y dominador “lo no idéntico se subsume en lo idéntico; los hombres son tratados como cosas.” (11).

La dialéctica alberga el concepto de que debemos comprometernos con los problemas y las incoherencias que se dan en el mundo social.

La desigualdad entre la apropiación del material de producción por parte del capitalista y la fuerza del trabajo en mano del proletario, se produce la alienación del obrero. La práctica de la revolución es la única forma que tiene éste de lograr la igualdad social, haciendo que el proletario tome conciencia de sí, y de esta forma erradicar la “falsa conciencia”, frustrando la “cosificación” o “reificación”.

Ahora bien, desde la visión económica bíblica, que se revela a través de parábolas, como la de los talentos (Mt. 25, 14-30), o su equivalente, la de las diez monedas (Lc. 19, 11-26) las cuales proponen, no una lucha de clases, sino, una coordinación de todas las clases en post de un bien común, achicando así la brecha entre ricos y pobres. Podríamos concluir, en prime- ra instancia que debe haber una conexión necesaria entre teoría y práctica (trátese del pensamiento liberal “capitalista”, “marxista” o hasta de la misma “Doctrina Social de la Iglesia”), una coherencia entre lo que se dice, por que es lo que se piensa, y lo que se hace. (Cfr Libertatis Nuntius 11, 7).
 
¿Salario, favor o deuda?
El dinero adquiere valor en relación al otro: el proletario hace por mí lo que yo no podría hacer solo, teniendo todo el capital o gran parte de él en mi poder, entramos en una nueva dimensión de relación, el de estarnos agradecidos por que nos necesitarnos y ayudamos recíprocamente. Por lo tanto no es un favor que hace el capitalista al proletario al darle su salario, sino que es el agradecimiento y el estar en deuda con aquél que hace que mi capital tenga su plusvalor. En cambio, si el capitalista “sacraliza” las relaciones de producción, termina inmolando al hombre, al proletario en su altar, por que sitúa siempre al prójimo en contexto de deuda. Siempre los demás estarán en deuda conmigo. “…Ahora bien, cuando alguien hace un obra, -escribe Pablo de Tarso- no se le entrega su salario como un favor, sino como deuda….” (Rm 4, 4) y si esa deuda no se paga, por el motivo que sea, el dinero no entra en circulación; por lo tanto el que denigra al trabajador es la acumulación del capital por parte del patrón, lo cual engendra el reclamo colectivo marxista. No debe entenderse que es la lucha de clases, ni el reclamo por un salario digno y justo exclusivamente lo que engendra alienación, es todo aquello que desencaja al individuo como hombre. Tanto el capitalista como los proletarios deberán buscar la forma de evitar toda pretensión injusta.

Entonces, en sintonía con la visión testamentaria bíblica antigua, el poseer bienes (dinero y salud como capital) es una bendición de Dios ya que éstos, son el premio para aquellos que saben dirigir su vida. Si bien es un don dado a una persona en particular, no reviste el carácter de privado, debe ser puesto en relación con otros (pobres, huérfanos y viudas) y con otros que reciben el mismo regalo, la salud y el dinero, pero sí reviste el carácter de sagrado, ya no por el valor en relación al otro, sino por ser creado por Dios. Como dijera Mateo 23, 17 “... ¿Qué vale más? ¿El oro del Templo o el Templo que lo convierte en un tesoro sagrado?, por lo tanto la moneda o todo tipo de capital, como cosa no tiene valor económico en sí mismo, pero es sagrado el material con que está hecha la moneda o el capital en cuestión, por ser creado; o como dijera el fragmento de la epopeya argentina “Martín Fierro” citada al comienzo del trabajo: “...lo demás lo ha criado el hombre/ después que aprendió a contar”. En definitiva, no se debe sacralizar el capitalismo en dadivosa conexión con el liberalismo, bajo ninguna forma en el cual éste aparezca, porque por amor al ídolo se puede conformar un tipo de razonamiento teológico y con fundamento sociológico para convertir en un dios al dinero.
 
La relación del hombre en las dos visiones

No obstante, la relación hombre-dinero es el nexo común (el cual no significa que sea el más importante) que podemos encontrar “a prima facie”, en la visión Hombre-Hombre –que propone el marxismo- y la visión hombre-Dios –que propone los textos bíblicos- y en el cual el “no poseer dinero” origina en el primero “alienación” por que no tiene los medios que le permite liberase de las apremiantes condiciones materiales; y en el segundo produce “castigo” por algún gran pecado que haya cometido sus padres; pero curiosamente, también en el texto bíblico, propone la relación hombre-hombre como segundo mandamiento, en importancia “...amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12, 31). El amor en los dos casos de ninguna manera se centra en la riqueza.

El dinero, es un medio para un fin y no un fin en sí mismo, la obtención de éste, deberá ser para atender a las necesidades de progreso personal y del grupo familiar, igualmente estar solícitos al intercambio de bienes y que la búsqueda del dinero, no ciegue, no vuelva mudo ni sordo al sujeto ante los hechos de injusticia social y la falta de solidaridad entre los camaradas y/o hermanos. Y como advirtiera Pablo de Tarso “la raíz de todos los males es el amor al dinero.” (1 Tm 6, 10).
Si solamente se acumula el capital se deja de lado el carácter social y mientras más se tiene, y no se lo integra en una relación social, más se quiere, por que el sujeto siente que no tiene nada. La acumulación del mismo más que otorgarle libertad al hombre, lo esclaviza, alienándolo también de un bien aún mayor que es su propia felicidad. El hacer circular la ganancia no sólo mantiene en constante contacto a los individuos, sino que libera de la alienación a aquellos que se sienten vacíos y quieren estar llenos. La circulación de esa plusvalía necesita carriles organizados y estables que los sujetos deben preparar, desarrollar y construir. La sociedad debe estar organizada para la justa distribución de riquezas pero también de cultura, de educación y de justicia.

¿Bajo qué gobierno?
Los hombres desde que empezaron a organizarse socialmente buscaron distintas formas ideales de gobierno ya sea ideológica, política, militar y religiosa, también diseñaron proyectos de coexistencia equilibrada con propósitos de paz constante. Ahora de lo que se deberá tener mucho cuidado es de no hacer del Estado una pseudo-religión, ya que en muchos casos ha tenido la tendencia a absolutizarse en regímenes totalitarios, como el “fascismo italiano”, el “nazismo germánico”, el “bolchevismo ruso”; o el “Terrorismo de Estado argentino”, revistiéndose éstos con honores divinos y demandando las voluntades y libertades de las personas en forma de tributo y que se reflejan en frases como: “no te metás”, “yo no vi nada” o “algo habrán hecho”. A este procedimiento Marx lo definió como “reificación” que es la certeza, por parte de las personas, que las estructuras sociales están fuera de su regulación y son inmutables.

¿La riqueza derecho natural o derecho positivo?
Desde la cosmovisión testamentaria bíblica antigua y nueva no se condena la riqueza ni el poseer bienes, ya que éstos sin la intervención del hombre no existen por sí solos en la naturaleza; y esto Marx lo reflexiona en El Capital (13)
“... es indudable que la naturaleza no produce por

un lado poseedores de dinero o mercancías y,
por otro, simples poseedores de sus fuerzas de
trabajo”.

Pero si se condena la ambición (15). Si no se hace una buena distribución la codicia se transforma en el motor de la conciencia y su economía, obte- niendo como resultado la explotación de aquel que no tiene nada pero que sí puede satisfacer mi ambición desmedida y de núnca acabar, como dice el libro del Eclesiástico (Sirácides) en el capítulo 14, versículos 8 y 9: “El hombre de mirada codiciosa es un malvado que aparta los ojos y desprecia a las personas. El ambicioso no esta contento con lo que tiene...”. En general, cuanto más uno se enriquece, se hace tanto más insaciable, pero ¿cuál es el límite de la saciedad? Se debe distinguir dos tipos de “ambición”: 1ª) es la de aquel que posee todo y quiere poseer más, y 2ª) es de aquel que no posee nada o casi nada y quiere alcanzar a cubrir sus necesidades. El límite que debería aplicarse, en ambos casos, es el de una auto-conciencia. Ya que la idea de la pura riqueza produciría una falsa conciencia de sí misma en el individuo, he induciría de forma justificada a la explotación del otro; imposibilitando el razonar sobre la auténtica pobreza objetiva y subjetiva que provoca en el otro.

Solidaridad o comunismo
Pero también está la solidaridad de los individuos y entre los pueblos, en los textos bíblicos, expresada con frecuencia en Mateo 25, 14 – 30 con la parábola de los talentos(17) y Lucas 19, 11 – 26 con la parábola de las diez monedas, como en tantos otros pasajes(18), se parte de una práctica económica que se daba en la época con relación al valor de aquello que se pone en juego, en las dos narraciones citadas se termina haciendo referencia a: “que al que produce se le dará y tendrá en abundancia, pero al que no produce se le quitará hasta lo que tiene”... y ¿cómo se consigue un mayor bienestar? si se pone en circulación dentro de una red solidaria social organizada, ya sea a través del comercio de bienes entre los individuos obteniendo ganancias o a través de transacciones bancarias obteniendo ganancias por medio de los intereses. Análogamente en la vida espiritual se hace la mis- ma comparación. En la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida (Brasil) inaugurada el 13 de Mayo de 2007, en el artículo Nº 480 expresa esta idea:

... Los cristianos con los talentos que han recibido, talentos apropiados deberán ser creativos en su campo
de actuación: el mundo de la cultura, de la política,
de la opinión pública, del arte y de la ciencia.

Igualmente tomando el mismo término de “talento” para figurar “las capacidades o virtudes” que Dios ha dado, como “don o regalo”, a cada uno haciendo referencia a un gran valor y que debe ser puesto al servicio de los demás en forma de circulación centrífuga y centrípeta... por lo tanto a Marx como a la Teología(19) les preocupa el hombre. El mismo deberá trabajar para el dominio total de la naturaleza y llegar así al advenimiento de la sociedad armoniosa, en que cada uno encontrará el máximo desarrollo de sus dones. Aunque el cristianismo no se conforma con decir: “...con mi propio esfuerzo conseguí esta buena situación...” (Deut 8, 17), sino que antes de ver esto como consecuencia del devenir del materialismo histórico prosigue en su relato: “...tu Dios te dio fuerzas para conquistar tu prosperidad” (Deut 8, 18). Siguiendo en la misma línea concluiríamos creyendo que se corre el riesgo de envilecer a la persona humana, sea por el esfuerzo del hombre o la ayuda de Dios. De todos modos, debemos mirar, lo que esto genera hacia afuera y hacia adentro de nuestra cultura, subcultura y contracultura: una mayor solidaridad entre los pueblos, más allá de las creencias religiosas y/o políticas mediante las cuales cada uno da a los demás y recibe de ellos, sin canonizar a una de las tendencias y demonizar a otras.

Pero cuando se trata de extender la solidaridad hacia todos, deberíamos buscar algunos acuerdos, deberíamos plantear la elaboración de una mínima ética compartida. Consiguientemente, la equidad en la distribución de las riquezas, implica la creación de más fuentes de trabajo, con salarios justos para sobrellevar una economía “básica” como: alimentación, vivienda, educación, obra social, tener para sí un tiempo de ocio y su familia, etc; y otra economía sostenida desde la “justa remuneración” la cual permita ahorrar he invertir en la promoción del individuo: capacitándose con estudios especializados o creando, por qué no, nuevas fuentes de trabajo, etc y así de esta forma devolver una parte de lo que la sociedad le dio. En fin se trata de acentuar la vocación solidaria del hombre y ya no como superhombre ni como único dominador, sino a través de la cooperación que es lo que lo hace realmente engrandecer y logra la unión venciendo todo tipo de diferencias ideológicas, políticas y/o religiosas.

A modo de cierre
En suma, podríamos usar la imagen de las “estalactitas” y “estalagmitas” en donde la naturaleza, por caprichosa o no que parezca, crea en el extremo superior de la caverna, por acción de la gravedad y la humedad, una estalactita. El agua que cae en forma de gota, deposita la sedimentación que arrastra consigo en el extremo opuesto y va creando la estalagmita. Con el tiempo, en un proceso continuo y sin interrupciones, la estactita y la estalagmita se unen formando una “columna”, una unidad.

De igual manera la posición Teológica de la Iglesia y la postura ideológica de Marx se contraponen y no porque una sea la estalactita y la otra la estalagmita en el sentido que una generó a la otra, pero ambas posturas conviven dentro de una misma caverna que es la sociedad y que indefectiblemente entran en relación e interactúan, la cual para ambos sentidos “diestros y siniestros” habrá partes rugosas, ásperas, lisas, algunas formas más visibles que otras; y al intelecto le costará aprehender el por qué de las formas caprichosa de su estructura.

Será entonces que los eruditos de dichos sentidos, deberán trabajar para que ambas construcciones dentro de la caverna se orienten, entre sí, y se busquen para ir vislumbrando la unión futura para conformar la “columna”. Y no podía faltar para sellar la idea una última estrofa de José Hernández:

Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera;
tenga unión verdadera en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos se pelean
los devoran los de ajuera.

NOTAS AL PIE DE LA PÁGINA
1-Rodríguez de Yurre, G; El ateísmo de Karl Marx. Varios, El problema del ateísmo. Sígueme, Salamanca 1967; Pág. 131
2-Jacques Maritain: Filósofo francés (1882-1973)
3-Nicholas Berdaieff: Filósofo ruso (1874-1948)
4-José Hernández, La vuelta de Martín Fierro, xxx, 6966-6972. Ed. Floreal Puerta, Bs. As, 1975.
5-K. Marx, Das Capital, vol. III, Berlín, 1953, pp.873 ss. (El Capital, vol. III, trad. W. Roces, F.C.E., 1959, p.759).
6-Enrique Dussel, Ética comunitaria, Buenos Aires, Ed. Paulinas, 1986. Capítulo: “Maldad y muerte”, pp. 26-46.
7-El Papa Juan Pablo II dialoga con el marxismo e incorpora a la tradición eclesial del trabajo objetivo la idea del trabajo subjetivo.
8-José Hernández, La vuelta de Martín Fierro, xv, 4734. Ed. Floreal Puerta, Bs. As, 1975.
9-Marx, K; El capital, Ed. Gradifco, Bs. As, 2006.
10-Marx, K., El Capital, Ed. Gradifco, Bs. As, 2006, Pág. 48-49
11-Habermas, J; Teoría y praxis, Ed. Tecnos S.A, Madrid, 2000, Pág. 413 ss
12-Eclesiástico 31, 8, 11 “Feliz el rico que se conserva sin manchas y que no corre tras el oro”... “Sus bienes estarán seguros, y la asamblea publicará sus limosnas”
13-Cfr. Sección segunda: La transformación del dinero en capital, Capítulo IV, Punto 3
14-Marx, K., El Capital, Ed. Gradifco, Bs. As, 2006, Pág. 49
15-“...Alma mía, tienes muchas cosas almacenadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien.” (Lc 12, 19) “... ¿cómo pudieron hacer reservas en los últimos tiempos?...” (St 5, 2 )
16-Deuteronomio 24, 14 – 15 “No explotarás al jornalero humilde y pobre... le pagarás cada día, antes de la puesta del sol, por que es pobre y está pendiente de su salario...”
17-Vale aclarar que el talento significaba unos 35 kilos de metal precioso, medida que usaron los antiguos griegos y que luego adoptaron los romanos, por sus características era una moneda imaginaria.
18-Marcos 4, 21 - 25 Parábola de la lámpara y la medida; 12, 41 – 44 La ofrenda de la viuda; 14, 3 – 9 una mujer unge a Jesús; Lucas 10, 25 – 37 El buen samaritano; 16, 1 – 13 El administrador astuto
19-V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida (Brasil) Nº 334 “... una educación centrada en una persona humana que es capaz de vivir en la comunidad aportando lo suyo para su bien...”; Nº 335 “... Jesús, pues, eleva y ennoblece a la persona humana, de valor a su existencia...”

BIBLIOGRAFÍA:
-Biblia Latinoamericana, Coeditan San Pablo-Verbo Divino, Madrid, 1993.
-Hernández, J; La vuelta de Martín Fierro, xv, 4734. Ed. Floreal Puerta, Bs. As, 1975.
-Juán Pablo II, Encíclica Laborem Exercens, Ed. Paulinas. Bs. As, 1992.
-Marx, K; El capital, Ed. Gradifco, Bs. As, 2006.
-Dussel, E; Ética comunitaria, Buenos Aires, Ed. Paulinas, 1986. Capítulo: “Maldad y muerte”.
-Antoncich, R; trabajo y libertad, Latinoamérica Libros s.r.l, Bs. As, 1988.
-Habermas, J; Teoría y praxis, Ed. Tecnos S.A, Madrid, 2000
-V Conferencia Episc. Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida-Brasil
-Rodríguez de Yurre, G; El ateísmo de Karl Marx. Varios, El problema del ateísmo. Sígueme, Salamanca 1967.
 
Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

P.D: La reproducción total o parcial de éste ensayo debe contar con la autorización del autor. La misma se puede solicitar en los comentarios.

No hay comentarios:

mirando por el retrovisor

Related Posts with Thumbnails