Ortega y Gasset, conferencia en la ciudad de La Plata en 1939 Para animarnos a la recuperación de nuestros ideales, de nuestro carácter y de nuestro destino de grandeza: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que daría este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal”

Evolución

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viernes, 6 de enero de 2017

El poder como servicio o desafío personal?

Es sabido que una persona puede tener el poder, pero no por haberlo conseguido por su esfuerzo, si no heredado. Pero el poder se obtiene en el manejo o posesión de bienes de servicios. A esa herencia la puede llegar a entender que están incluidas personas ya que están subordinadas a ese poder como empleados administrativos, ejecutivos, de maestranza, choferes, etc.
Sin lugar a dudas que este concepto debe estar enmarcado en una determinada ética y moral. Aquí entendemos a ambas como costumbres según sus traducciones del griego y del latín pero la primera haciendo referencia a los principios que rigen los pensamientos de cada intención, y la segunda a las acciones que deben estar en concordancia con los pensamientos, intenciones.

Ese mismo poder debe ser servicio y no servirse de los otros para ser servido. Es aquí donde la ética y moral no tienen asidero en una conducta déspota. Si bien la ética te indica sobre el bien y el mal no puede reducirse a lo que el sujeto crea de que abusar de los otros está bien con el fin de sacar lo mejor de ellos para su beneficio personal. Es aquí donde el sujeto en cuestión pasa a ser un “recurso renovable”, uno más en la cadena de eslabones, reemplazable. El mérito de estos sujetos no debe decaer ni estar sujeto a ninguna situación social, política ni económica que perjudique al que ostenta el poder.
La “meritocracia” pasa a ser la “leitmotiv” igual para todos, salvo para el que no dispone del poder como un servicio.

El que vive el poder como servicio es el primero que se desgasta porque está atento desde el principio hasta el final de las necesidades de los otros. Por eso es necesario trabajar en conjunto con otros que vivan el servicio como retributivo también para ellos. También los subordinados se ponen al servicio del que tiene este poder ya que ellos tienen el poder de ceder su tiempo y mano a de obra a aquel que les va a reconocer su jornada laboral y va a actuar en justicia.
Pero si aquel que ostenta el poder solamente trabaja para los otros que también ostentan el poder está benenficiando solamente a un sector, creyendo que, si estos son beneficiados, sus súbditos y los súbditos de los otros serán beneficiados, lo que se conoce como la “ley del derrame”. Es aquí donde se vuelve un círculo vicioso y ese derrame no llega más que hasta segundos o terceros mandos en una escala piramidal. Entonces aquel que no es beneficiado se le endilga el no haber hecho demasiado esfuerzo, mérito, para alcanzar el éxito.

Es así como este servicio es limitado, es solamente para los que me responder servicialmente porque comparten el mismo bienestar y nadie quiere dejar de tener ese privilegio de poder. El círculo se cierra en unos pocos.

Entonces podemos diferenciar dos figuras geométricas que se dibujan en este plano: un círculo y una pirámide y a cada uno le corresponde un discurso.
Son pocos los que logran cambiar de posición ascendente, de pasar de la pírámida al círculo, pero hay que estar muy atento a sus propio intereses para no caer del círculo a la pirámide.
El ascenso es controlado de facto ya que no habrá suficiente mérito como para ascender inmaculado. El descenso puede llegar a darse luego de varios reacomodos, pero son inmediatamente reemplazados por las generaciones que vienen empujando de los que no conocen otra cosa que el círculo.

¿Pero quién tiene el poder?
Todo aquel que tenga a cargo a otros tiene el poder. Un padre, una madre, un hermano mayor, el panadero con sus empleados y clientes, el mismo empleado tiene una cuota de poder con los clientes de su patrón. Todos tenemos el poder ya sea en acto o en potencia.

Hay un dicho que reza: “el que sabe mandar es porque supo antes obedecer” y la obediencia no es más que la disposición de servicio colaborativo con aquel que tiene el poder de enseñar. La obediencia no debe ser ciega, debe ser servicial al igual que el poder. La diferencia así es de forma y no de fondo. Los extremos se tocan para el bien común.

El que solamente ostenta el poder sin servicio, a su rol dentro del círculo lo ve como un desafío personal. Tiene que demostrarse a sí mismo que si puede, que su existencia casi sin pasado tiene sentido. Como el hierro que pasó por la forja tiene sentido así le quieren encontrar el sentido a las suyas.
Estas personas normalmente emprenden un montón de cosas cuando disponen de los “recursos” necesarios, y ellos las cuentan a montones por eso son “Empresarios”. Arman, desarman, dividen, venden, ganan dinero según como los mueva el círculo, si fracasan es porque fracasan los “recurso”, nunca ellos, pero como el recurso es renovable, el éxito está asegurado. En el círculo hay normas claras para todos  y nadie pone un pie afuera de él.

Conformar el “equipo” es fundamental, él pone el recurso y el resto el trabajo, su tiempo, sus deseos de progreso. Cada movimiento que hace lo toma como un gran esfuerzo personal y justifica sobre todos los demás que él tiene la necesidad de estar bien para que las cosas estén bien. Los viajes de placer suelen ser motivo de relacionarse con otros empresarios que pasan por las mismas necesidades y surgen nuevos emprendimientos o favoritismos de acuerdo al lugar de poder que se tenga. Mientras tanto el equipo cumple con su horario laboral, extra laboral, horas extras con la consigna de estar siempre disponibles. Entonces el sentido de servicio como un todo se divide en partes por conveniencias.

El papa Francisco en su segundo día de su Viaje Apostólico a Cuba, en la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana sostuvo que “el servicio nunca es ideológico” porque “no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas” y en los tratos dentro del círculo no se ve personas sino negocios bajo la ideología neo liberal y en la pirámide se ve a todos lados competencia por la ideología meritocrática.

Hay una frase que está más allá de los círculos, las pirámides y de las ideologías “el que no vive para servir no sirve para vivir”, pues entonces que el desafío personal sea tener el poder del servicio.

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.

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